El ser humano como carne y espíritu
El
ser humano como carne y espíritu
En el post anterior compartí lo que es el ser humano
conformado por un cuerpo, el cual es material, y de alma, que es no material.
En este artículo desarrollaré lo que es el ser humano como carne y espíritu. En
la primera parte el énfasis será a la carne.
La
carne del ser humano
En la Palabra de Dios podemos observar que Dios dice a
los seres humanos, que se preocupen primeramente por el alma, que es de
muchísima más importancia que el cuerpo (carne). Sin embargo, también llama a
los cristianos a tener sumo cuidado del cuerpo, ya que en el, habita El Espíritu
Santo. Lo respaldare con el siguiente versículo:
“¿No
se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en
ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque
Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.”
(1 Corintios 6.19-20)
Después de que una persona es nacida de nuevo
espiritualmente, El espíritu santo llega a vivir en esa persona, llega a vivir
en el cuerpo, que es lo material del ser humano y a lo que la Biblia le llama
carne, de allí la importancia de como dice el versículo arriba citado, debemos
honrar el cuerpo, ya que no nos pertenece. Cuidarlo consiste en no contaminarlo
con el pecado, todo lo que deshonra a Dios y no le agrada, y lo hacemos
directamente con nuestro cuerpo, como lo es la fornicación, la masturbación, ingerir
drogas o alcohol, entre varias prácticas existentes.
Este versículo lo que nos enseña es que Dios también
demanda cuidado para el cuerpo, o sea, no debe ser descuidado por los
cristianos, porque en el vive el Espíritu Santo. Todo esto para las personas
que son hijas de Dios, porque para alguien que no tiene al Espíritu Santo en
ella, no le va a importar guardarse y cuidarse para Dios.
Seguidamente pasaremos a otra área de lo que es la
carne y el espíritu del ser humano, y es que cuando el Espíritu Santo llega a
habitar en alguien, nunca es totalmente libre de pecado mientras posea este
cuerpo, pero tampoco es totalmente pecadora, ya que el Espíritu de Dios habita
en ella.
Comienza
la tensión
“El
ser humano solo puede reproducir la vida humana, pero la vida
espiritual nace del Espíritu Santo” (Juan 3.6)
Basado en este versículo, quiero
plantear el argumento de que cuando un hombre o una mujer están en Cristo, y el
Espíritu Santo vive dentro de ellos, la naturaleza del cuerpo no cambia, porque
el cambio que ocurre es interno, esto en lo que es el alma, o sea la parte del
ser humano que no es material. Pero la parte que es material que es el cuerpo,
no cambia, sigue siendo el mismo, la misma composición pecaminosa con la cual
se nació, una vez más, lo que se renueva y cambia es lo interno, el alma.
Obviamente se van a ver los resultados externamente por medio de las obras, de
que hubo un cambio interno, pero nuestra carne sigue siendo la misma, los
mismos deseos pecaminosos y pensamientos fuera del orden de Dios vamos a seguir
teniendo. No obstante, día a día el cristiano tiene que matar esos deseos
pecaminosos que provienen de la vieja naturaleza caída, pero ese es otro tema.
Lo que quiero que quede claro en esta parte, es que nuestro cuerpo aunque es templo
del Espíritu Santo, aún sigue siendo el mismo, no ha cambiado en nada, aun
espera que sea transformado en el día que nuestros cuerpos resuciten si es que
ya hemos muerto cuando el Señor vuelva, o sino, pues seremos transformados
inmediatamente en su segunda venida (1 Tesalonicenses 4.16-17). Pero solo en
ese momento los cuerpos de todos los cristianos van a quedar libres de pecado y
van a ser glorificados, transformados a un cuerpo sin maldad y sin inclinación
a todo lo que Dios odia.
Dicho lo anterior, pasare a la última
parte, y es donde desarrollare totalmente la tensión que existe entre la carne
caída y el alma que esta con vida del Espíritu Santo.
La
lucha diaria hasta la muerte
Existe una lucha cada día de la vida
de un cristiano. Es una lucha en la mente, una lucha interna, la cual se
convierte en algo de suma importancia para la calidad de vida de la persona.
Es lo que dije en la sección
anterior, y es que aunque un hombre o mujer tengan al Espíritu Santo dentro,
eso no quiere decir que la carne o el cuerpo van a ser transformados o libres
de pecado, solo el alma sufre esa transformación. El resultado de eso, es una
tensión y lucha entre nuestra alma renacida con el poder del Espíritu, que también
podemos llamar el espíritu, contra la carne que está muerta en delitos y
pecados, y solo quiere hacer el mal.
Para respaldar esto mencionado, voy a
citar la Biblia:
“Yo
sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa no existe nada bueno.
Quiero hacer lo que es correcto, pero no puedo. Quiero hacer lo
que es bueno, pero no lo hago. No quiero hacer lo que está mal, pero igual lo
hago.” (Romanos 7.18-19)
Con estos dos versículos queda muy claro
que todo hijo o hija de Dios, aún tiene una parte que es pecaminosa, y es todo
lo que es el cuerpo o la carne, todo lo material en ellos. Aunque nuestro
cuerpo es pecaminoso, aun así el Espíritu Santo nos da el poder de tener
dominio propio y no estar esclavos al pecado. Esa es la diferencia entre una
persona nacida de nuevo y una que no conoce a Cristo. Esa lucha por no ser
esclavos del pecado y obedecer a Dios haciendo Su voluntad, es lo que el
apóstol Pablo quiere enseñar en esos dos versículos. Es ese momento cuando
nuestra mente y cuerpo quieren hacer algo indebido, pero el Espíritu Santo nos
dice lo contrario, nos muestra el camino a darle la espalda al pecado y poder
obedecer a Dios. Para un no nacido de nuevo es imposible escuchar la voz de
Dios y obedecer Su voluntad.
Si leíste este post y vives en esa lucha
diaria en la mente, entre hacer el bien o el mal, y Cristo es tu salvador, ya
sabes porque es que se da, y también debes saber que puedes salir adelante, con
el poder del Espíritu Santo puedes vencer la batalla que Jesucristo ya venció.
Pero si no eres cristiano o cristiana, y estas cansado de obedecer al pecado y
tus deseos pecaminosos, ríndete a Dios y clama por la salvación de tu alma,
Jesucristo llevo el castigo que nosotros debíamos llevar y así nos permite ser
justos delante de Dios.
Espera el próximo post la semana siguiente,
va a dar un giro en el contexto de los temas, va a esta muy interesante.
¡Que Dios te bendiga!
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