La revelación especial de Dios


La revelación especial de Dios
Con este tema llegamos a la cúspide de la revelación divina. Ya no hay más revelación después de la revelación especial. Es como cuando uno va por la carretera conduciendo, y ve señales de tránsito donde comunican que hay una curva peligrosa. Empieza una señal advirtiendo que a 1 kilómetro esta la curva, después otra a 500 metros, otra a 200 metros y por último la que dice “curva peligrosa”, o sea, ya está la curva a continuación. Así es la Palabra de Dios, llega a ser semejante a la última señalización que dice “curva peligrosa”.

Mencionada esta ilustración podemos decir que la Palabra de Dios es la máxima revelación con la que cuenta el ser humano en todos los tiempos, ya que como lo veremos en seguida es “Dios hablando”. Cierto que la creación cuenta la gloria de Dios, cierto que el ser humano tiene dentro de si lo que es la conciencia, pero, la Palabra de Dios no es una creación aunque es un libro, no es un sentir muy adentro de los hombres y mujeres que dicta el bien y el mal, no, la Biblia es la mente de Dios, es como piensa al respecto de su creación y sobre todo para con el ser humano que es Su más grande obra maestra, el responsable de administrar el planeta tierra, el señor de la creación después de Dios. Por medio de la Biblia Dios le ha hablado al ser humano directamente, sin ningún medio intermediario. Si creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, no deberíamos verla como un manual, porque es más que un manual o libro, es la voz de Dios, es la mente de Dios revelada hasta donde él determinó que era necesario revelarnos. 


La Biblia es inspirada
 “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3.16a)
La palabra inspiración que aparece en 2 Timoteo 3.16 es una traducción de la palabra griega que significa “exhalado”. Cuando cantamos una canción o la bailamos, estamos siendo guiados por un estímulo que nos inspira a realizar esa acción. Si ese estimulo no estuviera presente en nuestra mente, no podríamos tomar la iniciativa.  De la misma forma el Espíritu Santo fue el que produjo el estímulo para que más de 40 escritores alrededor de 3000 años, escribieran de un solo tema y no existiera ninguna contradicción en lo que hoy conocemos como la Biblia.

Es asombroso como personas que nunca se conocieron, ni se pusieron de acuerdo en lo que iban a escribir, siempre concordaron con las ideas, temas y dirección en lo que escribían. No es casualidad que el primer escritor de una porción de la Biblia y el último estuvieran señalando a la misma Persona (el Hijo de Dios). La única explicación para ello, es que Alguien fuera la fuente de inspiración a esas personas desde principio a fin, o sea, que el Ser que inspiro a Moisés, fuera el mismo Ser que inspiro a Juan, dando este un final apropiado y congruente a la gran historia que cuenta la Biblia, así como las piezas de un rompecabezas unidas correctamente. Esa historia que ya tiene su fin anunciado, donde el acordeón se estira por última vez más que la primera, es la regeneración de las cosas y cumplimiento de las promesas de Dios. Ese es el fin de la historia, fin el cual está en perfecta armonía en toda la Biblia y todos los escritores están en el mismo sentir inclusive con miles de años de lapso de tiempo entre sus escritos. Entonces concluimos este apartado reafirmando que la Biblia aunque fue escrita por muchas personas, el autor es solo uno, y es Dios mismo.



¿Origen de la Biblia? Dios es la fuente

Ya que la Biblia es inspirada por Dios, es la voz de Dios y proviene de Dios, quiere decir que la fuente originaria de la Biblia es Dios mismo. Esto lo he dicho líneas atrás solo que de otra manera.

Cada vez que nos llega alguna información de suma importancia, puede ser en el ámbito político, social, laboral, académico o familiar, siempre primero vemos la fuente de la cual proviene dicha información. Sea de un canal de televisión, de internet, un mensaje por WhatsApp, correo electrónico o alguien personalmente. Con el solo hecho de saber cuál es la fuente,  y si la fuente es dudosa, pues investigamos un poco más hasta llegar a la raíz misma, y en el momento que sabemos cuál es su origen, aceptamos la información o la rechazamos. De la misma manera debe ser con la Biblia que es la máxima revelación de Dios a la humanidad. Si sabemos que lo que dice es verdad, no se contradice, se cumplen las profecías escritas, la historia la respalda, es el libro más impreso y vendido en el mundo, no cabe duda en decir que la única fuente para semejante obra literaria es Dios, solo alguien omnipotente, omnisciente y omnipresente tendría el conocimiento del pasado, presente y futuro para poder inspirar a los escritores en un material y tema que encierra tanta perfección y precisión en acontecimientos grandes y hasta pequeños detalles. Resumiendo, lo que quiero decir es que la fuente originaria de la Biblia es totalmente confiable y veraz, ya que Dios es perfecto, y dentro de esa perfección van muchas cualidades, y unas de ellas son que no es mentiroso, es santo y no comete errores. Una vez más, el origen de la Biblia es Dios.


El Supervisor de la Biblia

Tomando como base una vez más que la Palabra de Dios es inspirada, se puede decir que Dios es el supervisor del proceso, no comunicando algo con errores y no permitiendo que los profetas escribieran algo que Él no quisiera. Consideremos a un supervisor de una empresa que vela por los procedimientos que hacen los demás empleados. Para que dichos procedimientos se hagan de la mejor manera, el supervisor está evaluando, valorando y dando la última palabra en cada movimiento, así el producto final es el deseado por el jefe de la empresa, no el deseado por los empleados o inclusive el supervisor, ya que el supervisor sigue órdenes del jefe. En el caso de la Biblia inspirada, Dios es el jefe (Autor) y el supervisor a la vez. Él determinó el mensaje, lo transmitió y corroboró que se escribiera tal y como quería, haciendo que el proceso fuera aún más confiable y seguro, dando como resultado el producto deseado, “la Palabra de Dios”. No la palabra de hombres.


Conclusión

Si creemos que la Biblia no falla y no tiene errores, es simple y sencillamente porque el autor es Dios. Aunque haya todo un respaldo de teorías comprobadas, la razón principal es que es Dios quien la “exhalo” directamente a las personas que la escribieron.                                                                                                                   Teniendo claro que la Biblia es inerrante y que el mensaje que transmite es totalmente veraz, el ser humano debe tener muy presente lo delicado que es el contenido de la Palabra de Dios, ya que es el plan de Dios para con el universo y la humanidad, es donde Dios enseña el plan y diseño original que tenía, enseña por qué no se pudo llevar a cabo ese plan, enseña el porqué de la maldad del ser humano, las consecuencias de esa maldad y la manera en que la humanidad puede evitar ese castigo (Hechos 16.31).

Ni la creación ni la conciencia nos pueden decir la fórmula de  cómo podemos ser libres de la esclavitud al pecado (aunque si nos pueden dirigir a Dios y su Palabra) y la manera de poder recuperar la relación que el hombre tuvo con Dios en el principio, relación que se perdido por la desobediencia, obteniendo así un estado de enemistad con Dios de por vida. Solo la revelación especial, que es la Palaba de Dios, la Biblia, puede traer completa luz a los hombres y mujeres que viven en tinieblas, de allí la importancia de tener el conocimiento de que existe semejante revelación y que está abierta para cualquier persona, cualquiera de nosotros que se humille de corazón reconociendo su bancarrota espiritual y la necesidad de un salvador, de alguien que nos libere de la esclavitud al pecado y de la mente muerta y malvada que tenemos que solo se inclina a hacer el mal y nunca se sacia.

En el próximo post daré la conclusión a esta serie de “La revelación de Dios”, mostrando las consecuencias de las personas que niegan, ignoran y rechazan a Dios revelado, o bien, que lo reconocen y se humillan ante su poder.

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