El libre albedrío



El libre albedrío


¿Qué es albedrío?

El albedrío es la libertad individual de una persona que requiere reflexión y elección consciente. Partiendo de este término daré una breve introducción para entender el significado un poco más.

Desde que nos despertamos empezamos a tomar decisiones, las cuales quizás están ligadas a obligaciones en nuestra vida, como por ejemplo el trabajo, los hijos si se tienen, la alimentación de animales domésticos o algún otro compromiso. Pero también están las decisiones que tomamos sin tener alguna obligación, por ejemplo si es agua fría o caliente con la que nos vamos a bañar, lo que nos vamos a comer en el desayuno, la ropa que vamos a ponernos para ir a trabajar (claro si no se utiliza uniforme), y un sin número de situaciones. Pero hay un factor que está bien marcado en cada una de esas decisiones donde no nos obligan a escoger o hay algo predeterminado, sino que lo decidimos por nuestra voluntad, y ese factor es que tenemos la libertad para escoger, y esa escogencia viene porque es la inclinación más fuerte en dicho momento, porque creemos que es lo mejor para nosotros, si no creyéramos que así lo fuera, no lo haríamos. Un ejemplo aquí y ahora es que yo decidí escribir y usted leer.

Pero voy a entrar en materia y darle el enfoque de esta serie de posts, y es la salvación. El papel que juega el libre albedrío del ser humano en la salvación.


El libre albedrío en la salvación 


Existen dos teorías o pensamientos en el cristianismo con respecto a esto del libre albedrío del ser humano para con la salvación. Voy a postular las dos ligeramente y después daré el énfasis en la que yo considero que es la que enseña la Biblia.


Las dos posturas


La primera postura, es la llamada “arminiana”, que es la que dice que los seres humanos tienen el deseo de arrepentirse de sus pecados, volviéndose a Dios y escogiendo por voluntad propia ser salvos.

La otra postura es la “calvina”, que afirma que todos los seres humanos deseamos huir de Dios hasta el momento que el Espíritu Santo hace la obra de regeneración interna en nuestro ser, dicha regeneración es la que cambia nuestros deseos en contra de Dios y en ese momento sí tenemos la libertad y las ganas de arrepentirnos, dándonos Dios la salvación.

La inclinación de la mayoría de teólogos de peso y predicadores a lo largo de la historia del cristianismo, como Agustín, Martin Lutero, Juan Calvino (de allí procede el termino calvinista) y Jonathan Edwards entre muchos, es la calvinista, y pues después de estudiar un poco esto junto con la Biblia y la oración, también es mi postura. Voy a empezar a desarrollar por qué lo creo así y me respaldo en la Biblia y esos hombres.


Cuestión de naturaleza


El ser humano tiene una naturaleza caída desde que nace, es la consecuencia del pecado de Adán. Siempre tendemos a querer escoger el mal y nuestra voluntad se inclina a los deseos pecaminosos. No podemos un día decir cuando nos despertamos: “Hoy tengo ganas de decidir hacer solo el bien”. No podemos hacer eso, porque simplemente vivimos en un cuerpo caído y lleno de maldad, es lo natural en nosotros hacer el mal. Igual que Cristo tampoco pudo haber dicho: “De ahora en adelante deseo hacer solamente el mal”. Era imposible, porque la naturaleza divina se lo impedía, Él solo deseaba hacer el bien. Igual en los seres humanos caídos y no regenerados, solo desean hacer el mal. Respaldare esto con un versículo bíblico:


“Pues la naturaleza pecaminosa es enemiga de Dios siempre. Nunca obedeció las leyes de Dios y jamás lo hará. Por eso, los que todavía viven bajo el dominio de la naturaleza pecaminosa nunca pueden agradar a Dios” (Romanos 8.7-8)
 

Aquí el apóstol Pablo nos enseña que todos los seres humanos que aún no han sido regenerados, no pueden ser amigos de Dios, ni obedecer a Dios ni buscar a Dios o escoger arrepentirse, porque el arrepentimiento es un don de Dios, no un fruto de la maldad del ser humano. La libertad que existe en el ser humano caído es solo hacer lo que se quiere, pero basado en la naturaleza que posee, y es solo lo malo. Esa es la voluntad de todo pecador. Un no regenerado/nacido de nuevo, no puede obedecer a Dios, y no lo digo yo, lo dice la Biblia. Todos los seres humanos desde que nacen han perdido todo deseo para escoger a Dios y hacer Su voluntad.

Ahora vamos al otro lado del asunto, y es la libertad de poder escoger a Dios para alabarlo, agradarle y obedecerle, basándonos en la nueva naturaleza que da Él a las personas regeneradas. Para ello igual, vamos a la Palabra de Dios:


“Pero ustedes (regenerados/nacidos de nuevo) no están dominados por su naturaleza pecaminosa. Son controlados por el Espíritu, si el Espíritu de Dios vive en ustedes. (Y recuerden que los que no tienen al Espíritu de Cristo en ellos, de ninguna manera pertenecen a Él)” (Romanos 8.9)


Pablo no solo da la parte negativa del asunto del libre albedrío de los seres humanos, sino también la parte positiva después de la intervención de Dios. Y es que solo si hemos sido regenerados por Dios y el Espíritu vive dentro de una persona, solo así se puede escoger a Dios para obedecerle y agradarle.

El libre albedrío del ser humano es una maldición, aunque podemos escoger libremente, lo vamos a hacer según la voluntad de nuestra naturaleza, y esa esta inclinada solo al mal.

La libertad natural es lo que nos queda después de la caída de Adán, y esa se basa en la naturaleza pecaminosa, aparte de eso, el ser humano perdió la libertad moral que Dios había puesto en la humanidad antes de la caída. Esta libertad moral es la predisposición, la inclinación y el deseo del alma hacia la justicia y lo puro de Dios. Esta tendencia hacia la justicia y la voluntad divina fue lo que se perdió en el huerto de Edén y acarrea toda la humanidad caída.

Quiero cerrar el post con dos versículos bíblicos.


Conclusión 


“Pues Dios le dijo a Moisés: «Tendré misericordia de quien yo quiera y mostrare compasión con quien yo quiera». Por lo tanto, es Dios quien decide tener misericordia. No depende de nuestro deseo ni de nuestro esfuerzo.” (Romanos 9.15-16)


Para ser más preciso en esto de la libertad para escoger a Cristo, Dios debe regenerar nuestro ser y cambiar nuestros corazones.  Y eso es precisamente lo que Él hace cuando nos da Su Espíritu, nos da nueva vida y cambia nuestro corazón. Nos da el deseo por Él, ese deseo que de otra forma no podríamos tener. Luego de que el Señor tiene misericordia con nosotros, es que podemos arrepentirnos y volvernos a Él. Lo elegimos libremente porque deseamos elegirlo a EL. 


Espero te haya sido de bendición este artículo, y le des infinitas gracias a Dios por si ya Él tuvo misericordia contigo, y clama para que Él tenga misericordia de tus familiares, amigos y vecinos.


Nos encontraremos en el siguiente post, linda semana, que Dios te bendiga.

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